Crónicas de los Cayetanos (4): Los Cayetanos y Francisco (en símbolos)

18 de Enero de 2018

[Por: Francisco Bosch | Amerindia Argentina]




Miles de personas caminan los 6 kilómetros que separan la ciudad de Tecumo del aeródromo donde será la misa del Papa. El marco es imponente: la Auracanía, tierra ancestral del sur de NuestrAmerica. 

 

Lxs cayetanxs peregrinan. Están acostumbrados a la calle. Ese escenario de disputa es hoy una trinchera ideológica y un campo de encuentro entre un líder mundial y los de abajo

 

Los de abajo y los símbolos

 

Peregrinación, noche en el descampado bajo las estrellas y el rocío del sur, misa con Francisco y nueva peregrinación de regreso, en una marea interminable de seres humanos. 

El lenguaje simbólico que los seres humanos han ido construyendo por siglos tuvo un protagónico: peregrinaron las banderas de las organizaciones y las virgencitas en la cabecera. Juntas marcaban el rumbo, como parábola del encuentro virtuoso entre lucha y fe. 

 

Los cayetanos cantaban temas que reivindican su raíz política, su condición de clase, su pertenencia territorial, gritaron el nombre de sus mártires

 

La virgencita de Lujan, una casa armada en cartón con las tres “T” y una bandera del MTE. Todo eso alineado en las vallas por donde pasó Francisco. Una ofrenda de agradecimiento a su complicidad que no entra dentro de la liturgia oficial, pero sí dentro de los gestos del corazón de los de abajo. 

 

Dejando para después las oportunas y proféticas palabras de Francisco [que será el tema de la Crónica 5], la liturgia oficial también tuvo una ritualidad cargada de símbolos que gritaron a esta realidad: los mapuches dieron su bendición al Papa. Dar vuelta a la lógica colonial de quien bendice es una victoria de hecho

 

Dos gobiernos del sur que señalan a los mapuches como fuentes de violencia, enemigos internos que deben ser combativos (y que de hecho están siendo asesinados). Frente a esto, antes de usar la palabra, el Papa señala simbólicamente que los pueblos de la tierra son fuente de bendición para todos, empezando por él. Para la profecía basta un gesto.

 

En medio de horas de cansancio y de sol, la secuencia simbólica la cerró un compañero carrero de Buenos Aires, que al despedir al Papa le gritó: ¡no aflojes Jorge! Así, con el nombre propio de los que son compañeros de causa y de camino.

 

Desde el bello cansancio de días sin dormir, [solo] caminar y celebrar... 

 

Francisco Bosch 

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